Reflexión sobre los factores y soluciones para prevenir el cierre de células en un contexto cristiano, enfatizando el liderazgo y la gestión comunitaria.
Primero de todo, tenemos que pensar en qué es lo que causa, cuál es la causa de que una célula se quiera cerrar. Yo digo que todo sube o baja sobre los hombros del liderazgo y, típicamente, cuando una célula se quiere cerrar, lo primero que tenemos que mirar es la condición del líder. ¿Qué está pasando en la vida del líder? No es la única razón que puede causar que una célula se cierre, pero es donde hay que comenzar. Entonces, mi primer punto aquí es: comience con el líder. ¿Qué puede causar que la célula se quiera cerrar? Comience con el líder. Ahora, ¿qué es lo que hay que ver en el líder? Bueno, varias cosas. Número uno, hay que ver qué puede estar pasando en su vida personal que le quiera causar cerrar la célula. Puede haber varias cosas que están pasando. Puede, número uno y lo más típico, estar teniendo problemas en su matrimonio y en su familia. Esa es probablemente la cosa más pesada para el líder. Cuando el matrimonio está luchando o cuando hay problemas con los hijos, el estrés de problemas familiares pesa mucho sobre un líder. Segundo, crea un ambiente en el grupo medio pesado; si la familia no está bien y el grupo se hace en su casa, y el líder no está bien, eso puede causar pérdida de almas, puede causar ese ambiente incómodo. Pueden haber también en el líder un sentido de hipocresía, que aquí él está tratando de liderar personas, pero su vida personal no marcha bien, entonces puede sentir que es un hipócrita y mejor simplemente cierra la célula. Entonces yo primero comenzaría, si se me está cerrando un grupo, primero comenzaría para ver qué es lo que está pasando en la vida personal del líder. La segunda cosa que podría estar pasando, fuera de problemas familiares, son problemas económicos, un estrés en el trabajo, no le han pagado, perdió el trabajo o no tiene trabajo. Entonces está en modo socorro, el líder está en modo socorro donde la prioridad no es la célula, la prioridad es la sobrevivencia de su familia. Entonces lo que pasa es que, cuando hay problemas familiares o económicos, el líder está distraído y la razón que está detrás es porque en su vida personal hay cosas que son de supervivencia y no están bien. Entonces el grupo, sin querer, posiblemente está puesto a un lado, no es de tanta importancia para el líder, hay tanto enfoque porque está tratando de sobrevivir. Ahora, eso no significa, por favor, que el líder es un mal líder; no significa que está en pecado, significa nada de eso. Significa que en su vida
personal está en un estado de alerta y no puede enfocar en el grupo. Entonces yo comenzaría por la vida personal del líder; ahora, con eso también hay que mirar el carácter del líder, hay que ver si el líder es un líder constante o inconstante, si es un líder que pone su mayor esfuerzo o pone un mínimo esfuerzo, hay que evaluar si el líder está haciendo las cosas semanales que debe hacer, porque algunas veces no es que no tiene problemas en su familia, no tiene problema en la economía, algunas veces es un problema de carácter y lo que pasa es que el grupo puede sobrevivir eso por un tiempo, pero tarde o temprano las fisuras en el carácter del líder van a afectar el crecimiento o la salud del grupo. Entonces hay que pensar qué puede causar que una célula se quiera cerrar y hay que comenzar por el líder, porque el líder es la persona que tiene la visión detrás de ese grupo y si no hay, entonces algo está pasando ahí con la vida del líder y algunas veces puede ser que el líder simplemente no sabe qué hacer con lo que está enfrentando y hay que ayudarle. Eso es otra cosa que puede causar que una célula se quiera cerrar. Bueno, puede decir que el líder está marchando bien pero de repente una familia se muda, se va de un estado a otro, desafortunadamente decide venir a otra iglesia o simplemente por la carne o lo que sea, deciden que ya no quieren continuar con el grupo y lo que pasa es que de repente el grupo va de diez personas a solamente el líder y su esposa y eso puede causar que una célula se quiera cerrar porque ya no hay gente.
Típicamente, si un grupo está en la casa de alguien que no es el líder, hay un riesgo de que, si esa familia no quiere seguir, en el momento que dicen que no quieren continuar, no solamente hay una falta de personas, sino que también falta un espacio, porque estaban usando la casa de esas personas. Entonces, lo que típicamente puede causar que una célula se cierre es si el líder no está bien, o si los miembros que son parte de la célula se quieren mudar o ya se han mudado. A nosotros nos ha pasado que, de repente, a alguien le surge algún trabajo en otro estado, vienen, notifican que se mudarán, agradecen por la célula, expresan su deseo de continuarla, pero se van a mudar y ya no podrán seguir. Ahí es crítico porque se puede perder ese grupo. Esas son cosas por las cuales una célula se quiere cerrar, pero voy a ser sincero, prácticamente cualquier otra cosa que yo pueda decir sobre qué puede causar que una célula se quiera cerrar, trata con el líder, sus asuntos, sus problemas, o los anfitriones, su asunto y sus problemas. Normalmente, una célula no se quiere cerrar por los que vienen de afuera al grupo, los miembros, incluso los conflictos que puedan surgir. Típicamente hay dos causas mayores por las cuales una célula se quiere cerrar: asuntos con el líder o con los anfitriones. Eso es, en mi opinión, lo que he visto como las dos razones mayores por las que una célula se quiere cerrar. Podríamos mencionar otras, pero realmente caen bajo esas dos categorías. Ahora, ¿por qué? Por ejemplo, si yo digo que hubo pecado o inmoralidad, ¿dónde ocurrió? Si es en algún miembro del grupo, eso no es una razón para cerrar el grupo. Simplemente se trabaja con esas personas para el arrepentimiento y la restauración, pero si es en el líder o en los anfitriones, ya hay que tomar otras acciones, pues eso afecta el ambiente de la casa y hay que hacer movimientos. La segunda pregunta que me hago es cómo podría haber evitado lo que está pasando, ya sea con el líder o con el anfitrión. Comencemos con el líder. Lo que podría haber evitado lo que está pasando con el líder es asegurar que el liderazgo, primero, estamos hablando de ser proactivos, asegurar que el líder ha recibido el entrenamiento necesario. Eso le va a ayudar a evitar muchas pérdidas.
Entonces, es asegurar que el líder haya recibido el entrenamiento necesario, porque si el líder no ha sido entrenado, es como tirar a alguien a la piscina en el lado profundo y esperar que nade. Puede que sí nade por puro miedo y temor, o puede que se ahogue. Entonces, lo mejor es tener un sistema de entrenamiento del líder, y una de las cosas que hay que tocar son estas cosas: qué hacer cuando hay conflicto en el grupo, qué hacer cuando el anfitrión no quiere continuar. Entonces, lo primero que se podría haber hecho para evitar que se cierre una célula es entrenar bien al líder. Segundo, y esto va a sonar un poco más raro pero es súper importante, es crear una cultura de que no se cierran células. Esto es una lucha; si se hace fácil que se cierren los grupos, estos se cerrarán más fácilmente. Por ejemplo, si alguien quiere dejar el grupo, quiere renunciar al cargo, ya no quiere seguir y se le dice: “Está bien, vamos a buscar a otro”, los grupos se cerrarán como una plaga. Porque se la hizo muy fácil para cerrarlos. Cuando no se facilita esto, se dice: “No, hermano, si está desanimado vamos a animarlo, si necesita apoyo lo vamos a apoyar”. Se tiene que hacer todo lo posible para evitar que un grupo se cierre, entonces hay que crear una cultura de que cerrar células no es algo que se hace. Claro, algunas se cerrarán inevitablemente, pero la cultura debe ser que no se cierran las células. Entonces, hay que entrenar correctamente al líder y crear una cultura que no permita el cierre de los grupos. También es necesario entrenar adecuadamente a los anfitriones. Ahora, ¿qué es lo que le estamos pidiendo a un líder de grupo? ¿Qué le estamos pidiendo a un anfitrión? Les estamos pidiendo un alto nivel de compromiso, porque la manera en que hacemos células efectivas es haciéndolas cada semana sin parar. No paramos de hacer células todo el año; algunos lo hacen por semestre, seis semanas sí, seis semanas no, pero eso no va a darle un alto crecimiento. Esto es solo otro programa de la iglesia, perdón, pero hablo sin pelos en la lengua sobre esto. Si usted quiere ver alto crecimiento, entonces las células deben reunirse cada semana sin falta. Entendemos que esto demanda un alto nivel de compromiso tanto del anfitrión como del líder. Hay momentos de desánimo, estrés y ocupaciones que varían, además de la dinámica de reunirse en la misma casa cada semana, lo cual incrementa el nivel de compromiso requerido. Para evitar que estos factores afecten negativamente, es crucial mantener constantemente la motivación y mantener la visión clara delante de las personas. Las células no son un departamento o una actividad más; son un estilo de vida. Esto debe estar arraigado en los líderes y anfitriones. Por lo tanto, la manera de prevenir el cierre de una célula es asegurando que hayan recibido un entrenamiento adecuado, creando una cultura en la que las células permanezcan activas, y manteniendo reuniones semanales para motivar y fortalecer al equipo, sobre todo cuando se enfrentan a situaciones adversas en la vida. Otro aspecto importante es la selección adecuada de líderes y anfitriones. A veces, por el deseo de crecer o multiplicar, se escoge a personas que muestran signos de pereza o inconstancia. Estas características luego se reflejan en la gestión del grupo, manifestándose en cancelaciones o falta de soluciones proactivas a los problemas. Por tanto, una buena selección inicial puede prevenir muchos problemas futuros. Aunque el deseo de multiplicar es fuerte, es fundamental elegir a las personas adecuadas para liderar o acoger las células. Respecto a la tercera pregunta sobre cómo aconsejar a un líder que considera cerrar su célula, es importante reconocer que los problemas presentados son solo la superficie de cuestiones más
profundas. Cuando alguien quiere renunciar a su cargo o entregar un grupo, es crucial entender que las causas subyacentes pueden ser más complejas de lo que inicialmente se expresa. El líder puede sentirse cansado, creer que no está haciendo un buen trabajo, percibir una falta de respuesta de la gente, enfrentar la mudanza de los anfitriones o simplemente querer dejar de participar. Todas estas situaciones, y muchas otras, pueden surgir y llevar a un líder a considerar entregar su cargo. En tales casos, es esencial profundizar para entender completamente las razones detrás de estos sentimientos y buscar soluciones que aborden las raíces del problema.
Si usted quiere ver un alto crecimiento en las células, entonces estas deben reunirse cada semana. Esto implica que tanto al anfitrión como al líder se les pide un alto nivel de compromiso. ¿Qué pasa con actividades que son semanales y requieren un alto nivel de compromiso? Bueno, hay momentos de desánimo, estrés, y momentos más ocupados que otros, además de la dinámica de que se reúnen en una casa, en la misma casa cada semana, lo que requiere un alto nivel de compromiso. Entonces, ¿cómo puedo evitar que esto pase? Debo constantemente motivar y mantener la visión delante de las personas en las reuniones de entrenamiento o de alguna manera, asegurando que las células no sean vistas como un departamento o una actividad más, sino como nuestro estilo de vida. Esto debe ser algo que se engrane en los líderes y anfitriones. La manera de haberlo evitado es asegurar que recibieron el entrenamiento adecuado, que se ha creado una cultura de que no se cierran las células, y tener reuniones semanales para seguir motivándolos porque van a tener bajones cuando pasen cosas en la vida. La última cosa que voy a decir es sobre la importancia de escoger bien. A veces vemos a alguien y, seamos sinceros, notamos pereza o inconstancia, vemos que un día está y otro día falta sin una buena excusa, pero igual los escogemos para liderazgo o como anfitriones. Lo que pasa después es que vivimos la realidad del carácter de esa persona: son inconstantes, cancelan grupo porque tuvieron que trabajar tarde y no planearon de antemano cómo solucionarlo. Son cosas que pasan, pero es porque elegimos a alguien sabiendo que tenían asuntos que podrían no ser los mejores para el ministerio celular. Podemos evitar que se nos cierre una célula si elegimos bien desde el principio. Quiero multiplicar, y en mi experiencia, me frustra cuando estamos estancados y no hay multiplicación. Hablamos en reuniones de líderes sobre la necesidad de motivar la multiplicación, pero si multiplicamos con gente que sabemos es problemática, no deberíamos sorprendernos después cuando algo no marcha bien. Aun así, esto no es una razón para no multiplicar, pero más adelante podríamos enfrentar la situación de alguien queriendo cerrar el grupo. La tercera pregunta que tengo aquí es cómo puedo aconsejar al líder. Imaginemos que un líder viene y dice que cree que debe dejar la célula, está muy cansado, cree que no está haciendo un buen trabajo, que sería mejor que otro lo haga, que la gente no responde, que han evangelizado pero no llegan almas, el anfitrión se muda y ya no quiere tener más la célula en su casa, y se presentan muchos escenarios más. Cuando alguien quiere entregar un cargo o un grupo, hay que entender que la raíz corre más profundo de lo que están diciendo. Antes de reaccionar y hablar de cerrar la célula, investiga; muchas veces es algo personal en la vida del líder o del anfitrión. Así que primero habla con el líder sobre lo que está
pasando en su vida, porque a veces el líder no quiere cerrar la célula, sino que siente que por alguna razón no es digno, capaz, o que ha fracasado. Investiga qué está pasando en el corazón del líder. Cuando comienzas a hablar con el líder y este expresa sus preocupaciones, ora por sabiduría y dirección, porque puede que te des cuenta de que el problema no es el grupo; realmente no quieren cerrar el grupo, sino que están abrumados por otras cosas. Entonces, trata de animarlo a enfrentar esas cosas sin mezclarlo con los asuntos de la célula, especialmente si el problema no está en el grupo sino en luchas personales del líder. Una gran parte del liderazgo celular es enfrentar la desmotivación. A menudo no están viendo los resultados que quieren, han tenido conflictos, y esto puede afectar profundamente. Como líder, en los momentos que he contemplado dejar de pastorear, típicamente no es por querer dejar la iglesia, sino por conflictos que afectan mi bienestar, lo que me lleva a pensar en dejar todo. Esa no es la solución; quiero seguir adelante pero me siento desmotivado. Para aconsejar al líder, primero averigua qué está pasando en su vida personal. Segundo, pregúntale sobre el grupo. Si el grupo anda bien y el problema es otro, entonces no cerramos el grupo. Trabajamos en lo personal, manteniendo el grupo activo. Si el grupo da propósito y es la parte brillante de su semana, motívalo porque el problema no es el grupo. Si el problema es el grupo, como falta de apoyo o constancia, aún se puede oír en el tono del líder que quiere liderar pero enfrenta desánimo. Aconseja cómo tratar con las personas y motivarlas. Haz preguntas sobre su enfoque y gestión del grupo. Identifica razones por las que el grupo no está apoyando y trabaja en ellas. Preguntar sobre la condición del grupo y otros aspectos ayuda a entender y mejorar la situación.
Motivar al líder es crucial. Como la Biblia nos indica, no debemos cansarnos de hacer el bien, reconociendo que es natural sentir cansancio al hacer algo bueno. No siempre siento el deseo de estar en el púlpito, y eso es humano. Nos cansamos, nos afligimos y desanimamos. Por eso, una de las razones principales para tener reuniones semanales de liderazgo es precisamente la motivación. Hay que motivar al líder, inculcarle que sí se puede, que el grupo crecerá, que debemos seguir adelante. Además, es esencial investigar sobre su vida personal y la condición del grupo, pues a veces el líder está bien, pero es el grupo el que le afecta. Otro aspecto importante es el apoyo conyugal. Hemos visto casos en los que el líder no cuenta con el apoyo de su cónyuge, lo que agrega un peso significativo. Si un líder debe salir a visitar un grupo o dar una enseñanza y lo hace bajo la presión o descontento de su cónyuge, esto afecta negativamente su labor. En tales situaciones, podría ser necesario aconsejar a ambos, líder y cónyuge, para asegurar un apoyo mutuo y entender que su labor ministerial es parte de su vida y compromiso. Respecto al anfitrión, Mano Trini apunta bien al destacar la importancia del compromiso. La comunicación entre líder y anfitrión debe ser fluida y basada en el compromiso mutuo. En la mayoría de los casos, el líder es también el anfitrión, pero cuando no lo es, el anfitrión necesita tener el mismo nivel de compromiso que el líder. De lo contrario, la falta de disponibilidad o preparación del anfitrión puede llevar a la frustración del líder y a la cancelación de reuniones.
El compromiso y la comunicación son clave. Hemos pasado por momentos en los que el crecimiento no ha sido el deseado, pero el compromiso y la perseverancia son esenciales para superar esos momentos. La figura del anfitrión es crucial, especialmente si no es el líder, porque la disposición de su hogar es fundamental para la continuidad de la célula. Ahora bien, en cuanto a las opciones disponibles cuando se enfrenta la posibilidad de cerrar una célula, el primer paso es hacer todo lo posible para animar al líder y al anfitrión a continuar. Esto podría involucrar encuentros motivacionales donde puedan expresarse y recuperar el ánimo. Muchas veces, el simple hecho de hablar y desahogarse con alguien puede brindarles nuevas fuerzas para seguir adelante.
Entonces, en algunos casos, simplemente tener una conversación con los líderes o anfitriones puede ser de gran ayuda. Esta sería la primera opción: dialogar con ellos. Si surge el problema a través de otra persona, como un líder de zona, es crucial asegurarse de que alguien se siente a hablar con los afectados. Si los líderes están capacitados, pueden hacerlo ellos mismos; si no, debería hacerlo usted. El objetivo de esta charla es entender qué está pasando y brindar ánimo. La última opción, realmente la última, es cerrar la célula. No se debe saltar inmediatamente a esta decisión. Antes, se debe intentar una charla de motivación para evitar la entrega del cargo. Otra opción importante, especialmente si hay supervisores, es no cerrar el grupo inmediatamente. ¿Por qué no permitir que un supervisor intervenga por un tiempo, apoye, enseñe y maneje el grupo? Esto permite que el líder actual descanse y respire, quizás retomando el cargo más adelante, o permite al líder de zona identificar las necesidades del líder actual o encontrar a alguien más dentro del grupo que esté mejor calificado para liderar. Si el problema reside en los anfitriones o en el espacio donde se reúne la célula, se debe buscar otra casa antes de considerar cerrar el grupo. Si el anfitrión actual no quiere continuar, se puede trasladar la reunión a otra ubicación, como la casa de otro miembro, un parque o incluso un local como Dunkin Donuts, como se ha hecho en el pasado. En resumen, se debe buscar animar al líder para que continúe. Si esto no es posible en el momento, se puede recurrir a un supervisor que tome el cargo temporalmente, con el objetivo de revitalizar al líder actual o identificar a un nuevo líder dentro del grupo. Si el problema son los anfitriones, se debe buscar otro lugar para reunirse. Y si el líder actual definitivamente no quiere continuar pero el grupo sí desea seguir, se debe buscar un nuevo líder para el grupo. En ocasiones, puede ser necesario trasladar un líder de otro grupo que tenga un asistente, para mantener la célula activa. Estas son las opciones disponibles, y cerrar el grupo debería ser la última de ellas. Incluso en ese caso extremo, se podría considerar poner el grupo en “standby” en lugar de eliminarlo por completo, preservando así el número del grupo y la posibilidad de reactivarlo en el futuro. José Manuel, un supervisor que también tiene una célula, pregunta sobre cómo manejar su tiempo ya que siente que no le alcanza para hacer el seguimiento adecuado. En la iglesia, la mayoría de los supervisores también lideran una célula, lo cual es común. Típicamente, un supervisor lidera su célula
una noche y otra noche visita otros grupos. Con el crecimiento de la iglesia y el aumento de células, se ha vuelto un desafío encontrar tiempo para todas las responsabilidades. Ante esta situación, se tomó la decisión de combinar la reunión de liderazgo y el estudio bíblico, permitiendo así más tiempo para el entrenamiento y seguimiento. Ahora, las reuniones con los líderes de distrito y de zona se realizan antes del servicio en el santuario, que también abarca temas de grupos y liderazgo. Esta adaptación busca dar a los supervisores el tiempo necesario para entrenar a sus líderes, aunque aún se está evaluando su efectividad. La preocupación radica en que no es lo mismo que las sesiones de liderazgo anteriores y puede requerir ajustes en las enseñanzas para adaptarse a este nuevo formato. El éxito de esta estrategia depende del compromiso de los supervisores y de su capacidad para aprovechar este tiempo adicional de manera efectiva. La evaluación de este cambio se verá reflejada en el éxito o fracaso de las zonas y los grupos bajo su supervisión.
Entendiendo la situación, parece que manejar tanto una célula como supervisar otras es viable y hasta necesario, especialmente en las etapas iniciales de crecimiento de la iglesia. El líder o supervisor necesita un nivel de compromiso más alto y estar capacitado para liderar grupos, ya que en los inicios es crucial tener a toda persona capaz de liderar involucrada en el proceso. Sobre el manejo de células en contextos de inseguridad, como la delincuencia, se sugiere adaptar los horarios o días de reunión para minimizar los riesgos. Por ejemplo, trasladar las reuniones a horas del día más seguras en lugar de las nocturnas puede ser una solución efectiva. La idea es evaluar y ajustar el horario y el día de la célula para optimizar la seguridad de sus miembros, evitando así tener que cerrar el grupo debido a estas preocupaciones.
Para continuar con las reuniones de célula ante situaciones de inseguridad o emergencias, se sugiere utilizar medios virtuales como Zoom, manteniendo así la constancia del grupo. Además, se enfatiza la importancia de confiar en la protección divina, recordando que si se está haciendo una obra para Dios, Él cuidará y protegerá a sus seguidores. En circunstancias donde no sea posible reunirse físicamente debido a peligros externos como paros, protestas, o actos de violencia, se recomienda trasladar las reuniones a un entorno virtual para asegurar la continuidad del grupo. Si se encuentra un lugar más seguro para reunirse, se puede considerar mover el grupo a ese nuevo espacio. Se reconoce que la tecnología ha facilitado las reuniones virtuales, como se experimentó durante la pandemia de COVID-19, pero también se advierte contra el riesgo de volverse dependientes o perezosos debido a la comodidad de las herramientas digitales. La experiencia de la iglesia en situaciones adversas, como en China, donde las reuniones se realizan en la clandestinidad, ejemplifica la importancia de perseverar en el encuentro comunitario a pesar de los riesgos. Finalmente, se sugiere que el uso de reuniones virtuales sea una solución temporal o en casos extremos, enfatizando que la interacción cara a cara tiene un valor insustituible. Las reuniones virtuales podrían ser una alternativa ocasional o para integrar a aquellos que no pueden asistir físicamente, pero
el objetivo principal debe ser mantener, en la medida de lo posible, las reuniones presenciales para fortalecer la conexión y el compromiso dentro del grupo.
Natalia Ortiz plantea una situación en la que un joven líder de 17 o 18 años quiere liderar una célula en su casa, pero sus padres, aunque no están completamente de acuerdo, permiten que se realice. En este caso, se aconseja continuar con la célula mientras los padres lo permitan, enfatizando la importancia de tratar a los padres con respeto y honor para posiblemente ganar su apoyo completo en el futuro. Se destaca la experiencia de que algunos padres eventualmente se convierten al ver el compromiso y la capacidad de liderazgo de sus hijos. Respecto a la pregunta de si un hermano apasionado por las células debería liderarlas cuando el pastor no comparte esa visión, se señala que será difícil tener éxito en las células sin el apoyo y la involucración del pastor. La visión celular necesita estar integrada en el liderazgo principal de la iglesia para florecer plenamente.
Cuando el pastor está comprometido con la visión de las células pero no puede involucrarse directamente, es positivo que otro hermano lleve adelante la iniciativa. Sin embargo, es crucial que esta persona esté completamente sometida y alineada con el pastor, actuando con fidelidad y lealtad. Si se trabaja en los grupos sin la aprobación completa del pastor, puede ser contraproducente y dañar la relación y estructura de la iglesia. La comunicación entre el líder de la célula y el pastor es esencial para asegurar que se sigan los deseos y directrices pastorales. En cuanto a la pregunta sobre la posibilidad de tomar casas de personas interesadas (almas) para reuniones de célula, se menciona que aunque es viable y se ha practicado, conlleva riesgos como la falta de constancia o compromiso. Sin embargo, cuando el dueño de la casa está entusiasmado y desea acoger el grupo, puede ser una oportunidad valiosa para evangelizar y atraer a más personas. Siguiendo el modelo bíblico, se puede impactar positivamente en la comunidad desde esa casa. La recomendación final es hacer todo lo posible para evitar el cierre de una célula, agotando todas las opciones disponibles para mantenerlas activas y florecientes, creando una cultura en la iglesia donde las células no se cierran, sino que se mantienen y crecen.
Pr. Ryan Crossley